domingo, 23 de agosto de 2009

El problema de R. y la familia de S.

Antes de nada, quería deciros que R. ya ha dejado de estar embarazada. Su madre tendrá que buscarse otro medio u otro entretenimiento para salir de la depresión que la axfisia. Estoy súper orgullosa de R., fue muy valiente. Ni una queja, ni una lágrima, ni un comentario de arrepentimiento. Ha sido muy consecuente con sus actos.

Pero no quiero hablaros más de R. ni de su familia, que esto se está convirtiendo en "R. al desnudo". Hoy os quiero hablar de S., una conocida nuestra. La razón es que ayer me enteré de que se casa embarazada a finales de septiembre. S. tiene 23 anios, y es muy amiga de una de nosotras. Sale con nosotros de vez en cuando desde hace ya varios anios.

La familia de S. es de clase media con pasta. Sus padres han trabajado siempre, el padre en un casino y la madre de fisioterapeuta. La madre no declara un centavo, claro está, asi que el sueldo del padre siempre ha sido para lujos y caprichos, ya que con el de la madre se ha pagado siempre la comida, las facturas, etc. A base de trabajar mucho y verse poco, se pudieron comprar un adosado (odioso) en una urbanización de Bohadilla del Monte. El adosado es feo donde los haya, pero les proporcionó el estatus social que siempre habían deseado.

Como los padres de S. nunca estaban en casa, sus abuelos, que residen en Vallecas, se hicieron cargo de ella durante la semana desde muy pequenia. De ahí que S. tenga dos grupos de amig@s, nosotr@s y l@s de Vallecas.

S. siempre ha tenido complejo de gorda, igual que su madre, y las dos se han pasado la vida haciendo dietas y tomando pastillas adelgazantes. Su actitud ante sus kilos de más siempre me ha parecido penosa. En vez de hacer ejercicio regularmente siempre han preferido dejar de comer o tragar pastillas cuyo efecto era que mearan hasta la primera papilla, muy sano...

Los padres protagonizaban regularmente episodios drámaticos que seguían la siguiente pauta: te pongo los cuernos querida, te enteras y no me hablas durante dos meses, amenaza de separación, lo arreglamos porque somos fachas hasta la médula y porque si nos separamos qué hacemos con el adosado y el apartamento de la playa. Él repetía los cuernos cada equis, ella se enteraba de algunos y vuelta a empezar.

Al final S. cada vez paraba menos en casa, harta del ambiente "familiar" que reinaba siempre en el hogar y hace unos meses conoció a J. un sábado por la noche en Vallecas. J. viene de un hogar totalmente desestructurado y S. se sentía a gusto con él, como si él comprendiera lo que los demás no conseguíamos. J. es mecánico y S. dejó los estudios después del instituto.

S. se muda la semana que viene a un piso de protección oficial muy céntrico. Solo puedo imaginar lo mal que lo tuvo que pasar con esa vida idílica que sus padres trataron de crear para ahora estar feliz con una vidad que jamás hubiera imaginado llevar, muy por debajo de lo que se esperaba de ella. Pero S. se decantó por la felicidad, no como su hermana, que se casó con un médico para seguir las mismas pautas de comportamiento que sus equivocados padres.

1 comentario:

Jose dijo...

Hola Ana, aunque encuentro que eres un poco, me ha sorprendido tu capacidad de analizar las cosas y tus opiniones.

Encuentro bastante interesante el blog, sigue asi.

Un saludo, Jose